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Paneles solares sobre el embalse de Sakasamike

Desarrollan en Japón la mayor planta de paneles solares flotantes del mundo.

Gran paso en la mejora de la eficiencia energética solar

El bajo coste de las instalaciones fotovoltaicas, debido principalmente al exceso de oferta en el mercado provocado por China, así como su mayor eficiencia energética durante los últimos años, está favoreciendo la generación de innovadoras ideas en el campo de la energía solar, como la que recientemente se ha implementado en Japón. Allí, las consecuencias del tsunami del año 2011, con la posterior tragedia de Fukushima, provocaron un radical cambio en la política energética del país, fuertemente dependiente de la importación de gas natural licuado tras el cierre de la central nuclear. Así, el plan estratégico energético se rubricó con el objetivo de doblar el número de energías renovables para el año 2030, que comienza a llevarse a la práctica mediante la puesta en marcha de la mayor planta de paneles solares flotantes del mundo. Situada en la prefectura de Hyogo, la planta está formada por más de nueve mil paneles solares, con dimensiones de 1,7 metros de alto por 1 metro de largo y de medio milímetro de espesor, que flotan sobre el estanque de Sakasamaike.   Mediante un ingenioso sistema, los paneles, que se levantan sobre diques, cumplen una función clave: generar electricidad sin ocupar espacio a la tierra, a la vez que evita la evaporación del agua. En el proceso, el agua enfría el sistema, generando de este modo electricidad de manera más eficiente que si lo hiciera desde la tierra. Así mismo, los paneles, al cubrir el agua y protegerla del sol, reducen tanto la evaporación como el excesivo crecimiento de algas. De acuerdo con Indratech Industries, empresa puntera en el desarrollo de esta tecnología, estos paneles solares flotantes pueden llegar a producir casi un 60% más de electricidad que los de tierra, al mismo tiempo que reducen la evaporación del agua en casi un 90%. Se estima que la planta construida en Japón, tendrá una capacidad total de 2680 megavatios al año, que equivale a abastecer a 820 hogares.

Elevado coste

A pesar de los evidentes beneficios de este tipo de instalaciones, el coste de construcción y mantenimiento de las mismas es mayor que el de los paneles convencionales, no solamente por la necesidad de tener material resistentes a la corrosión del agua, sino por la dificultad que entraña su construcción. Este alto coste de puesta en marcha haría únicamente rentable la instalación en zonas afectadas por sequía o con una alta densidad de población.   De momento, esta tecnología se está desarrollando en Reino Unido, Australia, India e Italia, existiendo futuros proyectos en México y Estados Unidos. Una tendencia creciente en el uso de esta tecnología que demuestra el aparente compromiso global con la lucha contra el cambio climático y la progresiva sustitución de combustibles fósiles por energías renovables.

Fuente: Kyocera

Vídeo cortesía de: Kyocera

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