Arquitectura

Monte Saint-Michel: toda su historia

El Monte Saint-Michel, una maravilla arquitectónica medieval situada en la costa de Normandía, Francia; emerge majestuoso de las aguas del estuario del río Couesnon. Este lugar está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, ya que es un emblema tanto para la ingeniería como para la arquitectura medieval, además del trabajo humano ante los desafíos naturales y bélicos que sucedieron en la zona a lo largo de los siglos. La isla es accesible solo mediante un puente peatonal que la conecta con el continente. Desde tiempos inmemoriales, ha sido un punto de atracción tanto para peregrinos como para turistas, quienes se ven atraídos por su esplendorosa abadía, sus majestuosas murallas y la singular belleza de su entorno natural.

En el artículo de hoy, Inegoexpert te desvelará toda la historia del Monte Saint Michel, y podrás descubrir las grandes maravillas de este símbolo arquitectónico francés.

La historia del Monte Saint-Michel

La historia del Monte Saint-Michel se basa en una leyenda: según las tradiciones, en el año 708, el Arcángel San Miguel reveló a través de sueños a un eremita la ubicación exacta para construir un santuario. Este sitio específico era una pequeña isla que emergía enigmáticamente del mar frente a las costas de Normandía durante las mareas. Este lugar ya había sido considerado sagrado por druidas y celtas, quienes habían levantado monumentos de piedra dedicados a Belenus, el dios del sol, mucho antes de la llegada del cristianismo.

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Con el tiempo, este sitio inicialmente adornado con simples oratorios, gradualmente se expandió para incluir ermitas y capillas. Para el siglo X, se había establecido allí un modesto complejo monástico habitado por monjes benedictinos. Posteriormente, el limitado espacio disponible en esta roca en el Atlántico se utilizó sabiamente para desarrollar un pueblo medieval. Este asentamiento creció en niveles, ya sea escalonadamente o tallado directamente en la roca, extendiéndose hasta alcanzar y rodear el sagrado recinto religioso en su cima.

Monte Saint-Michel

La evolución arquitectónica del Monte Saint-Michel

Los arquitectos de la Edad Media superaron los retos que presentaba el terreno con sus impresionantes creaciones. Ya desde el siglo VIII, el lugar albergaba espacios sagrados, druidas y altares dedicados a deidades de épocas antiguas. En el amanecer del milenio, se levantó allí la primera iglesia sencilla de estilo prerrománico; posteriormente, en el siglo XI, se construyó una grandiosa abadía románica compuesta por tres pisos uno encima del otro; y en el siglo XIII, la estructura se expandió para incluir una variedad de áreas adicionales, como almacenes de alimentos, cocinas, áreas de comedor, celdas monásticas y diversas salas destinadas a albergar a distintos visitantes, desde los menos afortunados hasta peregrinos, caballeros e invitados de renombre.

La fortaleza de la abadía gótica, impenetrable y majestuosa, reposa sobre soportes de granito en tonos de rosa y gris, elevándose hasta alcanzar los 80 metros de altura sobre su base. En sus tres niveles, resaltan elementos como el hermoso claustro de estilo anglonormando del siglo XIII, la iglesia mayor, cuatro criptas y un imponente espacio de bóvedas y capiteles que los monjes usaban como scriptorium para la creación de algunos de los libros del cristianismo. Esta obra arquitectónica, que ha evolucionado a lo largo de los siglos desde sus inicios en el siglo X hasta la más reciente restauración en el siglo XXI, muestra una rica diversidad de formas y estilos arquitectónicos.

La construcción de la defensa del Monte Saint-Michel

Desde el siglo XIV, debido a los numerosos enfrentamientos de la Guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra, fue necesario levantar murallas para defender la abadía. El Monte Saint-Michel, custodiado directamente por caballeros leales al monarca francés, se fortaleció mediante la construcción de un sólido muro perimetral, acompañado de torres de vigilancia, aberturas para disparar, puentes levadizos y zanjas, todo ello con el propósito de soportar los ataques provenientes de la flota inglesa. A pesar de todos los esfuerzos realizados, el Monte sufrió un asedio inglés en el año 1423, aunque fue recuperado por las tropas francesas en el 1434, convirtiéndose en un símbolo de victoria para el reino francés.

El Monte Saint-Michel trascendió su papel inicial como un lugar de importancia estratégica y destino de peregrinación, evolucionando para convertirse en un centro vital de la cultura de la Edad Media. Se destacó por ser un espacio donde se creaban y preservaban vastas cantidades de documentos escritos, lo que le valió el apodo de “La Ciudad del Libro”. Desde sus inicios, este sitio ha sido un punto de encuentro, atrayendo a lo largo de los años a una multitud de visitantes, incluyendo a numerosos monarcas y a figuras emblemáticas como Juana de Arco.

El Monte Saint-Michel: la cárcel central

Durante el siglo XVII, el interés por las peregrinaciones a lugares sagrados estaba disminuyendo. No obstante, los monjes de la abadía, pronto se vieron obligados a enfrentar una nueva situación: el encarcelamiento de individuos enviados allí mediante órdenes especiales conocidas como lettres de cachet. Con el paso del tiempo, la abadía se acabó convirtiendo en una prisión central y sus espacios fueron remodelados para albergar la mayor cantidad posible de prisioneros. El Monte Saint-Michel dejó de ser una cárcel y en 1874, dado su lamentable estado, fue declarado Monumento Histórico de Francia y dio comienzo a su larga restauración.

El paseo del Monte Saint-Michel

El Monte Saint-Michel en la actualidad

Un grupo reducido de monjes benedictinos se estableció en 1969 dentro de la abadía; sin embargo, en 2001, este grupo fue reemplazado por miembros de las Fraternidades Monásticas de Jerusalén. Actualmente, alrededor de una docena, entre monjes y monjas, residen en el núcleo de este importante monumento francés.

El Monte Saint-Michel y su bahía fueron reconocidos como Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1979, situándose entre los primeros sitios culturales de Francia en recibir tal distinción. Aproximadamente veinte años después, este lugar fue nuevamente honrado y añadido a la lista, en esta ocasión, bajo la categoría de “Camino de Santiago en Francia” dentro de la serie “Rutas de Santiago”. Actualmente, el manejo, la supervisión y la apertura al público de la abadía están a cargo del Centro de Monumentos Nacionales y el Establecimiento Público del Mont-Saint-Michel. Además, el Monte Saint-Michel sigue siendo objeto de numerosas restauraciones para mantener su originalidad intacta y poder preservar su majestuosidad para las generaciones futuras.

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Fuentes: National Geographic, Abbaye Mont Saint Michel

 

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