En 2015 el 86% de la población de América Latina residirá en núcleos urbanos. Esta circunstancia, combinada con el acuciante problema del cambio climático, genera la necesidad de que las ciudades se adapten a los principios de la sostenibilidad.
La segunda región más urbanizada del planeta aumentó su tasa de población del 50 al 80% entre 1950 y 2014. Durante los últimos 20 años, el crecimiento económico ha resultado factor fundamental de urbanización en ciudades de tamaño medio. Ahora, algunas iniciativas, como el Programa de Ciudades Emergentes Sostenibles,
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El programa CES se plantea desde un enfoque integral e interdisciplinario como solución a los obstáculos que surgen ante el crecimiento de las ciudades emergentes. Se trata de un programa de apoyo a los gobiernos locales y centrales en el desarrollo de tres pilares fundamentales:
Entre los objetivos del programa se destacan la mejora de calidad de vida de los futuros ciudadanos, así como la sostenibilidad y resiliencia de las ciudades en sí mismas. Durante el proceso de mejora continua de la metodología, se ha trabajado especialmente en el desarrollo local, la competitividad y la creación de empleo productivo.
El proceso de implantación consta de dos grandes etapas. En la primera de ellas se realiza un diagnóstico de sostenibilidad potencial y se plantea un primer plan de acción a corto, medio y largo plazo.
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En la segunda etapa, se preparan los estudios de preinversión dentro de la factibilidad económica y el sistema de monitoreo ciudadano.
Algunas de las ciudades de América Latina que han iniciado el plan CES desde 2011 son Montevideo en Uruguay, Barranqulla en Columbia, La Paz en la Baja California mexicana, Cuenca en Ecuador, Cartagena en Colombia, Nassau en las Bahamas, Goya y Bariloche en Argentina y la Barcelona de Venezuela.
La conferencia CSC (Connected Smart Cities) 2017 celebrada el pasado enero en Bruselas sirvió como punto de encuentro para encontrar soluciones a la necesidad de sostenibilidad de las grandes ciudades europeas.
En países como España la integración sostenible pasa por recursos básicos como la gestión del agua y la movilidad geográfica; pero, también, por el aprovechamiento del big data generado cada día y la conectividad de las nuevas comunicaciones.
En la metodología para la sostenibilidad de estas ciudades en crecimiento se enfoca desde una perspectiva tecnológica, consecuente a la inteligencia que ya poseen estas poblaciones (Smart cities).
Algunos de los planes presentados son la automatización de los trámites administrativos; el impulso del trasporte urbano y eléctrico que reduzca la contaminación en niveles de riesgo; la recogida de basuras inteligente adaptada a las necesidades cambiantes de la ciudad y la protección frente a inundaciones u otras catástrofes con seguimiento continuo de las condiciones atmosféricas.
Es evidente que el modelo sostenible de cualquier ciudad emergente parte de factores sostenibles. Sin embargo, para cada población, dependiendo de su desarrollo económico y tecnológico, se materializa a través de estrategias adaptadas a sus circunstancias.
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