Asombrada. Así se ha quedado la comunidad científica internacional tras las ya más que conocidas imágenes de la superficie de Plutón recibidas el pasado 7 de julio.
La sonda espacial New Horizons de la NASA, que ha sobrevolado durante nueve años la superficie de este clasificado como planeta enano, nos ha deleitado a los científicos, especialmente a los geólogos, con las primeras imágenes en detalle de la superficie, y que abren nuevos interrogantes y socavan los cimientos de los actuales modelos que hasta ahora parecían inmutables. Hay dos observaciones que conforman la columna vertebral de la expectación y asombro creados.
Por un lado se ha comprobado la presencia de grandes montañas heladas, que en algunos casos superan los 3000 metros de altura. Este hecho, que de por sí provoca una gran fascinación, es prueba evidente de la existencia de agua en Plutón. Primer gran descubrimiento.
Por otra parte se han podido observar extensas planicies heladas y terrenos llanos, en los que destaca significativamente la ausencia de cráteres. Esta circunstancia resulta realmente sorprendente en un cuerpo celeste, que, como todos los del Sistema Solar, ha estado bombardeado por asteroides y cometas, tras su formación, por acreción planetaria, hace 4500 millones de años. De este modo, la desaparición de estos cráteres de impacto se puede explicar mediante dos hipótesis.
La primera de ellas sostiene que el nitrógeno sólido caído de la atmósfera de Plutón ha cubierto la totalidad de los cráteres, evitando así ser visto por la sonda. Este proceso se debe a la evaporación del hielo existente en los materiales de la superficie, con alto contenido en nitrógeno. La posterior precipitación de este elemento, en la zona fría o zona de sombra, aumentaría su densidad, haciéndole caer, cual nieve, sobre la superficie.
La segunda hipótesis que sustenta la ausencia de las marcas de impacto meteorítico es mucho más interesante desde el punto de vista científico, y determina que Plutón es un cuerpo celeste geológicamente activo. Esto implica la existencia de placas tectónicas, cuyo movimiento habría hecho desaparecer los cráteres de impacto. A pesar de su atractivo, la idea presenta un inconveniente, ya que, de acuerdo con los modelos de física planetaria, un planeta tan pequeño como Plutón debería haber perdido practicamente todo su calor interno. Sin embargo, el hecho de que se observen cadenas montañosas elevadas en la superficie implica que hay, probablemente, un conjunto de placas tectónicas cuyo movimiento crea estas cordilleras. Por lo tanto, existe, con casi total seguridad, calor interno, que es el que origina el desplazamiento de placas.
De este modo, una sola foto ha revolucionado la idea de la física planetaria acerca del modo mediante el cual los planetas almacenan el calor. En este sentido, se sabe que las lunas de grandes planetas poseen calor interno, dado que la gravedad del planeta, al ejercer una fuerza de compresión hacia su centro, genera calentamiento por fricción. Sin embargo, éste no es el caso de Plutón, que está situado en medio del espacio, aislado, sin ningún gran planeta que le proporcione ese calor.
De tal magnitud es esta subversión planetaria en el establecido orden científico, que la NASA ha recomendado a los geofísicos revisar sus modelos para conseguir, de este modo, entender situaciones como ésta.
De momento se ha recibido unicamente un 2 por ciento del total de información recabada por la sonda, y en el próximo año y medio se espera recibir el resto de datos. Tras esto, la misión de New Horizons pondrá su foco en otros cuerpos del Sistema Solar e, incluso, se espera traspasar la heliosfera y alcanzar la magnetosfera, lo que dará una valiosa información sobre el espacio interestelar.
Todo este asombroso proceso exploratorio, que va a constituir un hito en la historia científica, pone de manifiesto la necesidad inherente al ser humano de investigar y descifrar los secretos a nuestro alrededor.
La ciencia, a través de la observación y el razonamiento, se erige como elemento indispensable para la evolución de nuestra civilización. De este modo, el desarrollo científico debe ser respaldado y garantizado por los gobiernos de los países mediante políticas que favorezcan la puesta en marcha de proyectos en común. La ciencia representa la máxima expresión de inteligencia del ser humano, simbolizando la búsqueda del saber, a pesar de los riesgos y dificultades.
El escalador británico George Mallory, ante la pregunta de por qué escalar el Everest, dio una respuesta muy sencilla: “Porque está ahí”. Sigamos con ese espíritu.
Foto: Nasa