El Río Manzanares se encuentra en el centro de la península ibérica, en la provincia de Madrid y atravesando la capital. En total hace un recorrido de 92 kilómetros, por lo que se trata de uno de los ríos más largos de la comunidad.
La historia del Río Manzanares cuenta desde las burlas propiciadas por propios y extraños por considerarles poco más que un arroyo con aspiraciones a río hasta su importancia en la historia de Madrid y la visión que tenemos de este. Estos y todos los detalles sobre la renaturalización del Río Manzares en nuestro post, ¡sigue leyendo!
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Recorrido del Río Manzanares
El Río Manzanares tiene un recorrido de 92 kilómetros, uno de los ríos más largos de la Comunidad de Madrid. El río comienza su travesía en La Pedriza, en la Sierra de Guadarrama, a 2063 metros de altitud. Abastece al embalse de Santillana en su tramo alto, gracias a lo cual se aprovecha su agua de gran calidad para el abastecimiento público. Antes de su entrada en Madrid, la presa de El Pardo controla su caudal y se encarga de evitar inundaciones.
La cuenca alta del Río Manzanares hasta el monte del Pardo constituye el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, que tiene una superficie de más de 50.000 hectáreas.
El recorrido del Río Manzanares cuenta con un tramo urbano atravesando la capital del país, en él se encuentran 33 puentes en lo que se denomina como Parque Madrid Río. Algunos de los puentes del río Manzanares son obras arquitectónicas de mejora del paisaje como el Puente Monumental de Arganzuela.
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Historia Río Manzanares
Originalmente el Río Manzanares era conocido como Guadarrama de Madrid, entendiéndose la palabra con su traducción del árabe como “río del arenal”. Este río de escaso caudal a su paso por la capital ha sido motivo de burla por no poder asemejarse a otros ríos que recorren capitales europeas como el Sena o el Támesis, sin embargo sí que ha sido y sigue siendo uno de los iconos de la capital de España y conocedor de las más variadas escenas, como la de las 5000 lavanderas que se estima que trabajaban en este río sobre el siglo XIX.
No solo han sido otros países los que han propiciado burlas contra el río Manzanares, novelistas y poetas españoles de la talla de Quevedo, Tirso de Molina o Góngora, también han hecho lo propio asignándole la categoría de arroyo y haciendo sarna de su escaso caudal.
A pesar de no tener relevancia geográfica en Madrid como frontera natural entre distritos como muchos otros ríos, el Manzanares posee importancia histórica, ya que la propia cuidad de Madrid surgió como fortaleza musulmana para defender el camino fluvial.
En el siglo XVII se planificó la canalización del Río Manzanares para hacerlo navegable, sin embargo, tras varios estudios, se estimó que esto era inviable pues se precisaba de una gran cantidad de recursos financieros además de las dificultades técnicas que tendría. También se intentó alrededor de un siglo más tarde, una obra de ingeniería que nunca sería acabada: la de comunicar las aguas del Río Manzanares con las del Tajo y las del Guadarrama, para así poder llegar hasta el Guadalquivir y tener acceso al océano Atlántico con un gran canal navegable de 800 kilómetros.
Futuro y renaturalización del Río Manzanares
En 2016 se empezó a llevar a cabo una propuesta ecologista de renaturalización del Río Manzanares por la que, con el objetivo de devolver la vida al río, se levantarían las compuertas de las presillas que se encuentran al paso del río. Este plan funcionó como se preveía y consiguió que en los siete kilómetros y medio que atraviesa el río a su paso por la ciudad se manifestara una gran cantidad de peces y unas 50 especies distintas de aves, sin embargo no se llegaron a los siete kilómetros y medio que se pretendía renaturalizar, ya que la compuerta número 8 permaneció cerrada un tiempo aunque en la actualidad vuelve a estar abierta.
Por todo esto, el Manzanares sigue siendo un río de escaso caudal pero ahora también estancado. Y, aunque se siguen haciendo intentos por su renaturalización como la plantación de cinco mil árboles y plantas en sus inmediaciones, lo cierto es que aún tendrán que pasar algunos años hasta que podamos contemplar algunos kilómetros más de un río cruzando la capital de Madrid que fluya, tenga vida y se conserve en buen estado fluvial.
Fuente: El País