Las cuevas de Altamira son uno de los sitios más visitados de Cantabria y España. Considerada la Capilla Sixtina del arte paleolítico por muchos, se trata de una cavidad única con representaciones artísticas en diversas técnicas: dibujos, grabados y pinturas. En estas representaciones se pueden ver figuras de bisontes, ciervos, caballos y manos. La conservación de las pinturas se ha conservado a lo largo de milenios, y todo fue gracias a un desprendimiento ocurrido hace 13.000 años. Esto tapó la entrada y favoreció a que el ambiente del interior se mantuviese con un clima adecuado para la conservación del arte rupestre.
Desde Ingeoexpert, te traemos este artículo donde te explicamos por qué las cuevas de Altamira son consideradas uno de los máximos exponentes del arte rupestre.
Contenido
Ubicación de la cuevas de Altamira
Se encuentra a 2 km de Santillana del Mar, en la Comunidad Autónoma de Cantabria. Para llegar, se puede ir en coche y aparcar en el parking que hay al lado del Museo de Altamira.
Como la visita a la cueva original es bastante difícil debido al aforo tan reducido, puedes visitar el Museo de Altamira y una réplica de la cueva conocida como la neocueva.
El paisaje que rodea Altamira está formado por pequeñas sierras litorales, el tramo bajo del río Saja y la llanura litoral. Al fondo se ven los Picos de Europa y a pocos kilómetros de allí hay otras cuevas de arte rupestre Paleolítico de gran interés como La Clotilde, Las Brujas, Cualventi, El Linar y Las Aguas.
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¿Cómo son las cuevas de Altamira?
Está a 158,5 metros sobre el nivel del mar y tiene un recorrido prácticamente lineal de 290 metros de longitud. En la entrada se encuentra el yacimiento arqueológico y la Sala de Polícromos, ambos forman parte de una gran sala vestibular. Más adelante, debido al desarrollo longitudinal, los espacios son más pequeños exceptuando la Gran Sala. Termina en una galería estrecha y de difícil acceso que cuenta con grabados y pinturas.
Cómo es el arte de las cuevas de Altamira
La máxima representación del arte rupestre y del arte en general, en Altamira se pueden ver diferentes técnicas artísticas (dibujo, grabado y pintura), el tratamiento de la forma, la utilidad y aprovechamiento del soporte, los grandes formatos, el simbolismo, el naturalismo, la abstracción y la tridimensionalidad.
Entre hace 36.000 y 13.000 años, nuestros ancestros representaron bisontes, ciervos, manos, caballos y diversos signos a lo largo de los más de 290 metros de la cueva de Altamira, concretamente en la Sala de Polícromos, donde se reúne el mayor número de pinturas y grabados.
Entre las representaciones destacan las de caballos y bisontes por sus tamaños, que van de los 125 hasta los 170 cm de longitud. Cabe destacar una cierva de más de dos metros. Los colores que predominan en las representaciones son el negro, rojo y amarillo.
Quién descubrió Altamira
Es el primer sitio donde se descubrió que hay arte rupestre del Paleolítico superior. Es excelente tanto por su calidad como por su conservación y frescura de pigmentos. A pesar de que fue descubierto en 1868 por Modesto Cubillas, hasta un cuarto de siglo más tarde no se reconoció.
En 1875, Marcelino Sanz de Sautuola, jefe de Modesto Cubillas, visitó por primera vez Altamira pero no consideró las representaciones como obra humana. Unos años más tarde, en 1879, volvió con su hija María. Con una perspectiva nueva y dispuesto a emprender una serie de trabajos en Altamira, en 1880 publicó el descubrimiento en un escrito, “Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la Provincia de Santander”. No se consideró un hallazgo de valor hasta 1902, cuando se descubrieron otras cuevas de arte rupestre paleolítico en Europa (Le Mouthe, Combarelles y Font de Gaume en Francia). En este momento la cueva de Altamira comenzó a contar con reconocimiento universal.
Cuevas de Altamira, Patrimonio Mundial de UNESCO
En 1985 la cueva de Altamira se incluyó en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO por petición del Gobierno de España. Para ello, en la petición se expusieron dos criterios: en primer lugar, la calidad estética que representa un arte único de la cultura magdaleniense y, en segundo lugar, ser testimonio del desarrollo de esta cultura y primer lugar en identificarse el arte rupestre paleolítico.
En 2008 se añadieron 17 cuevas de arte rupestre paleolítico a la lista. Entre ellas se encuentran cuevas de Asturias, Cantabria y País Vasco.
La conservación de las cuevas de Altamira
Gracias al desprendimiento producido hace 13.000, las cuevas de Altamira pudo conservarse por el ambiente interno y el clima que se concentró en el interior, muy favorable para conservar el arte rupestre. Sin embargo, futuros desprendimientos y el cambio de aire, temperatura y humedad debido a las visitas de miles de personas, favorecieron a la desestabilización del clima, poniendo en riesgo la cueva.
En 1979 se decidió cerrar la cueva al público y, tras una investigación, se volvió a abrir en 1982 con un régimen restringido de 8.500 personas al año. Más adelante, entre 1997 y 2001 se tomaron una serie de medidas preventivas para controlar todos los riesgos provocados por la contaminación ambiental y los usos nocivos del suelo. Así que se compraron los terrenos cercanos a la cueva, se eliminaron los caminos rurales, industrias ganaderas y granjas y se decidió desviar la carretera y el acceso al museo.
En 2002 volvió a cerrarse al público y entre 2012 y 2014 y gracias a un Programa de Investigación para la Conservación Preventiva y Régimen de Acceso a la Cueva de Altamira impulsado por la Secretaría de Estado de Cultura del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, se estudió si era viable la conservación de la cueva a la vez que se visitaba.
En marzo de 2015 el Patronato del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira llegó a la conclusión de un régimen de acceso controlado y limitado que consiste en que solo pueden visitar las cuevas de Altamira 5 personas a la semana, 260 personas al año.
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Fuentes: Turismo de Cantabria y Ministerio de Cultura y Deporte.
